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SI NO FUESE MADRE

por La ventana de Ana PasSa

SI NO FUESE MADRE

¡Hola de nuevo!

Este "finde" unas amigas me preguntaron que si yo no fuese madre que sería de mi vida, y aunque la conversación acabó en otros derroteros, porque además casi me quedé sin respuestas, llegué a casa y me puse a reflexionar sobre el tema…

Si yo no hubiese sido mamá, seguro que tendría más tiempo para mis cosas, pero no conocería el amor sin límites, la entrega absolutamente desinteresada y el deseo y esfuerzo de intentar ser siempre la mejor versión de mi misma por unas personitas, ellos me empujan a ese esfuerzo continuo y sin tregua.

Si yo no hubiese sido mamá, seguro, no, segurísimo, que tendría más dinero ahorrado, y pero me hubiese perdido miles de experiencias y anécdotas que con dinero jamás podré comprar.

Si no hubiera tenido a mis hijos, no sabría lo que es tocar el cielo con un abrazo, con un beso o con una mirada… aunque tampoco sabría lo que es el infierno cuando algo malo les pasa.

Probablemente tendría el cuerpo que tenía con 28 años, mi barriga no se hubiese estirado hasta límites estratosféricos, mis muslos rozado hasta la casi la herida (como en mi primer embarazo y esos 23 kilazos que cogí porque nada me saciaba), no se me hubiese hinchado el pecho hasta la hipersensibilidad de no querer ni que me rozara el sujetador y después de todo eso, mi cuerpo no tendría una sola cicatriz de los puntos, tendría el pecho mejor que si no hubiese practicado la lactancia prolongada, pero ¿sabéis que?… que me hubiese perdido la experiencia única de alimentar, compartir el oxígeno, el cuerpo y sobretodo el corazón con otro ser. Nunca hubiese descubierto lo que es llevar el corazón fuera del cuerpo, dar vida y entregar hasta el alma.

Si yo no hubiese sido mamá, mi casa estaría perfectamente organizada y ordenada, no habría una sola cosa mal colocada (soy una maniática del orden, bueno, soy no, ERA y ahora estoy en un paréntesis que es su infancia, en el que me dejo llevar y dejo fluir, aunque volveré a ser lo que era, no lo dudo, eso no lo puedo cambiar para siempre jajaja) y aunque intento ordenar y limpiar, poco me dura, pero ¿sabéis que?, que no tendría las risas dulces, la inocencia, el olor a bebé, las motos y cochecitos, los muñecos y muñecas, los dinosaurios, las nanas, los cuentos, la ilusión, unos ojitos curiosos que no me quitan la mirada cada minuto que pasamos juntos…

Si yo no fuera mamá, mi coche estaría impoluto, y no tendría que aspirarlo cada semana porque aunque me lo proponga los peques siempre acaban comiendo en él, bueno comiendo no, machacando, triturando y esparciendo por todos lados (incluida cabeza y cuerpo de los susodichos) todo lo que sea que coman, tampoco tendría los cristales de las ventanas llenos de huellas de manitas… pero no hubiera vuelto a la niñez cantando a toda voz “vamos a contar mentiras, cu-cú cantaba la rana, Mambrú se fue a la guerra" y otras tantas…

Tampoco sabría que puedo sacar energías para querer hacer lo imposible, no conocería el significado de pensar en lo inalcanzable y de viajar a lo desconocido con los brazos abiertos y con la imaginación que solo una niña de 6 añitos puede tener.

Si yo hubiera decidido no ser mamá, no me preocuparía por lo que el futuro podrá depararle a mis hijos, por los sufrimientos y las decepciones que seguro me darán cuando lleguen a la tan temida adolescencia, aunque nos esforcemos en educarlos y hacerles ver que deben ser consecuentes con sus actos y sobretodo buenas personas, pero sin ese sufrimiento, tampoco podré descubrir las fortalezas que no sabía que tenía, ni tampoco tendré la esperanza de disfrutar los pequeños y grandes éxitos que consigan, porque como siempre digo, sus triunfos serán los míos y sus penas o tristezas también, siempre seré su hombro.

Si no fuese mamá, me perdería sus alegrías y sus sorpresas, todo lo bueno que la vida les dará y no tendría que estar fuerte cual roca cuando caigan, cuando se decepcionen, cuando les rompan el corazón. ¿Y sabéis qué? Que estoy preparada para todo lo que venga, porque pienso estar por y para ellos el resto de mi vida.

Si yo no hubiera sido madre, me hubiese quedado con un gran interrogante, con un vacío en el alma, con una pregunta rondándome siempre en la cabeza, más que nada, porque siempre he querido serlo, porque nunca he tenido dudas, porque si repetí fue porque mi instinto lo tenía a flor de piel, y doy gracias a la vida, a mi marido, a la naturaleza, a Dios, de haberme dado esta oportunidad.

Si yo no hubiera sido mamá, no valoraría lo que es dormir, descansar. Con mi primera hija fue una experiencia abrumadora, primeriza y sin dormir tres horas seguidas en casi dos años… ahora con mi pequeño que duerme como un lirón desde que nació, sé lo afortunada que he sido en ese aspecto.

Si no fuera mamá, mis preferencias no hubieran cambiado, la música sonaría los fines de semana a todo volumen en casa, podría leerme un libro de una sentada, podría ver una película sin interrupciones y para mayores de 18 años sin miedo a que algún niño aparezca por la puerta del salón, pero no me sabría las principales películas Disney de memoria, las pelis y sus bandas sonoras...

Si no fuera mamá, podría tirarme horas dedicándome todo el tiempo del mundo, en el baño, por ejemplo, entre exfoliantes, cremas, mascarillas, manicuras… pero no disfrutaría al bañarlos, verlos chapotear y jugar en el agua.

Si no hubiera sido mamá, conservaría todavía toda mi independencia, esa que tanto soñé cuando me fui de casa de mis padres, y es cierto que ni siquiera puedo salir a tomar un café con una amiga (sola) sin organizar en el tiempo que estoy fuera, la vida de mis hijos, marido o abuelos primero… pero no disfrutaría al 100% de esas parcelitas de mi vida, a veces me siento una fugitiva :) en mi vida ahora no hay ningún plan seguro, no puedo concretar planes sin un “si no pasa nada, si puedo dejar a los niños, si no caen malos…”

Si no hubiera sido mamá, probablemente no me hubiese familiarizado tanto con la Ley de Murphy, esa que dice que si algo puede salir mal... saldrá mal. Más o menos y por poner el último ejemplo pues en una sola tarde, mi hijo pequeño en un descuido, por mi parte, de un minuto mientras yo iba al baño, cogió la fregona y empezó a tirar el agua por todas partes. Se pilló un dedo con una puerta y se echó un yogur líquido por el pelo, en la cocina (sin peligros supuestamente) y estando un minuto sólo. O esa ley de estar una hora para salir de casa, y una vez que sales por la puerta, el peque se llena de caca hasta la nuca... podría contar mil ejemplos. Sí. La ley de Murphy es una rutina continúa en las casas con hijos pequeños.

Si no hubiera sido madre, probablemente cuando saliera de fiesta con los amigos, sería de noche y a los locales de moda, pero he descubierto los “tardeos” que nada tienen que envidiar a las noches, y la verdad, prefiero irme de aperitivo, comida y copas por la tarde y a las doce de la noche a casita para “ser persona” al día siguiente y poder dedicarme a mis vástagos…

Si no tuviera a mis hijos, no miraría el tiempo continuamente, ahora tengo que mirarlo por si me echo más ropa, dependiendo del tiempo que den… es más, si no tuviera a mis hijos, desearía, como siempre, que fuera otoño o invierno, que haga frío, ¡¡¡que llueva!!! Pero ahora con ellos, no hay color cuando hace un día soleado y no tengo que tenerlos encerrados en casa… así que vuelvo a retractarme, o no, jeje, a mí siempre me va a gustar más el otoño que ninguna otra estación, soy como soy, pero mientras mis hijos sean pequeños, nada como una tarde de primavera o verano donde las tardes a todo sol, alargan hasta las nueve de la noche y entonces os vuelvo a nombrar ese paréntesis, en el que una vez pasada su niñez, vuelva a ser yo en todo mi ser.

 

No os digo nada de las fiestas Navideñas, el ratoncito Pérez... si no hubiera sido madre las cosas que me hubiera perdido a mi edad.

 

Las salidas con amigas están cronometradas, para hacer una quedada con las que son mamás, tenemos que anticiparnos semanas para coordinar, y así los papis se queden con los peques, o las mamis cuando quedan ellos, (aunque ellos son más espontáneos a la hora de quedar, no me lo podéis negar ninguna). Y cuando hacemos planes de pareja solos o con amigos siempre tenemos la ayuda de los tíos o abuelos que, la verdad, jamás se han negado a quedárselos, es más, se los quedan encantados, a veces, ¡¡incluso nos los piden!!. así que si no tuviera niños, no disfrutaría tanto de esas escapadas los dos dónde sea y con quién sea...

 

Si no tuviera hijos no podría disfrutar de la cara de felicidad de mis padres o suegros cada vez que ven aparecer por la puerta a sus nietos, no podría ver esa conexión y ese amor infinito, desinteresado y profundo que se tienen.

 

No os digo nada las salidas a comprar ropa para mí, jajajaja, siempre acabo comprando para ellos. Es cierto, pasas a un segundo plano hasta para ti misma, pero es que ¡¡no importa!!

 

Hasta las amistades se multiplican, si no hubiera sido madre no hubiese conocido a personas maravillosas con las que empatizas desde el minuto cero, con las que te sientes identificado e igualmente perdido, con las que compartir planes con o sin los peques, hemos ampliado el grupo de amigos y he encontrado verdaderas amigas entre ellos.
 

Y aunque casi ya no tengo tiempo para mí y también que he tenido que renunciar a decenas de cosas, incluso hay veces que ni me reconozco, pienso "venga va Ana, esta es tu “yo madre”, pero tu “yo mujer” sigue ahí" y aunque a veces no tengo tiempo de nada, (el bebé ocupa prácticamente todo mi tiempo), siempre saco el ratito de relax de la pelu, intento sentirme bien conmigo misma, pero no me "he dejado" porque pienso que sentirte bien contigo misma y seguir gustando físicamente a tu pareja es muy importante, en esto reconozco que soy bastante subjetiva, pero la atracción en mi relación es muy importante, aunque supongo que como en todas.


Si no hubiera sido madre, mi relación de pareja no hubiera pasado por tantas y tantas pruebas… embarazo, postparto, hormonas, responsabilidades, a veces, acabamos exhaustos, los berrinches de los niños y las ataduras, los deberes que acarrean, a veces, uno pierde los nervios o la paciencia, pero siempre volvemos al camino, aunque a veces es inevitable salirse de él, e incluso perderse… pero siempre lo retomamos, hay que aprender a equilibrar entre pareja e hijos y hay parcelas que no se pueden dejar de lado, si las descuidas se acaban perdiendo y no sé si será por la edad, por los hijos, o por la vida de locos que llevamos en general, pero tengo ya más amigos separados que casados o juntos. Por ello, no nos descuidamos, sino no estaría tan reforzada como está ahora, una vez has sorteado todos esos obstáculos creo que ya es casi indestructible.

 

Si no fuera mamá, podría dedicar todo el tiempo para mí, haría deporte casi a diario sin tener que depender de que nadie se quede a cargo de mis niños mientras estoy fuera… pero por ahora eso tendrá que esperar, y no será que no lo he intentado, jajaja pero por ahora no puedo, entre trabajo, casa, hijos… y la verdad que la noche se hizo para dormir, soy incapaz de irme a correr a las once de la noche o a las seis de la mañana, por muy saludable que sea, mi cuerpo a esas horas me pide descansar y yo escucho a mi cuerpo, normalmente claro… supongo que cuando Aníbal sea más mayor podré regular y ajustar horarios al tener los mismos que su hermana.

 

Si no fuera mamá, creo que no hubiera mejorado tanto como persona, desde que los tengo porque los hijos te hacen hipersensible a los demás, al sufrimiento ajeno, porque te nacen sentimientos que ni reconoces, porque te hacen empático, solidario, te hacen ser la mejor versión de ti.

 

En fin mamis, a veces quisiéramos ser como los pulpos para abarcar tantas cosas… (que sin hijos ni nos plantearíamos) pero como ya os conté en mi post http://elblogdeanapascual.over-blog.es/article-mamis-porque-si-119256226.html tenemos que ser mamás saludables, física y psicológicamente y eso solo se consigue si hay equilibrio entre nuestros quehaceres, nuestra maternidad, nuestro trabajo, vida social y dedicación a nosotras y a nuestra pareja… y aun así, aunque suene muyyyy estresante o cansado, no me arrepiento de nada.

Seguramente si no hubiese sido mamá, tendría todo el tiempo para mí solita, mi figura perfecta, mi control, mi orden, mi casa, mi independencia, mi libertad de decisión sin pensar antes en nadie que no sea mi pareja, pero también, hoy sé, que cambiaría todo eso sólo por escuchar una vez esa vocecita pronunciar MAMÁ.

 

¡¡Feliz Semana Santa y feliz macropuentazo!!

 

SI NO FUESE MADRE
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