SOY LACTIVISTA
Hace dos semanas mi marido y yo fuimos a cenar a un restaurante con nuestra nena, cuando ella terminó de cenar, me la puse al pecho, de repente, una camarera se quedó mirando, se acercó y dijo: "Mira ¡¡que vicio tiene con la teta!!". ¿¿¿¿CÓMOOOOOO????!!!!! Nos quedamos a cuadros.
¿Un bebé puede tener vicios?
A las madres que amamantamos más allá de los 6 meses se nos acusa con frecuencia de muchas cosas, por ejemplo, de ser nosotras las que tenemos la necesidad de hacerlo y no tanto nuestros hijos los que lo necesitan, de no dejarles “crecer”, de que nunca serán autónomos, de que los acostumbremos y que no quieran más que teta, de no permitir su individualización, de que no duermen bien por el vicio de la teta, de si comen poco de otros alimentos: “claro con tanta teta”, si son menuditos y están en un percentil bajo: “si solo toma teta como va a crecer”, si son gorditos: “le das demasiada teta”, he oído mil barbaridades de este tipo, y la verdad que al hecho de nutrir a tu hijo en tu regazo y darle alimento, amor y calor, no le veo lo malo en ninguna parte. De todo esto que he nombrado anteriormente, absolutamente nada se corresponde con la realidad, mi hija crece perfectamente, con total normalidad, no está "viciada" porque solo me la pide por la noche o cuando tiene mucha hambre, tiene mejores cosas en las que pensar como jugar y explorar, duerme 12 horas seguidas, mi hija está en la media, es la niña más sociable y simpática que conozco y se vuelve loca con la comida, jamás ha perdido el apetito.
Soy consciente de que esto es un tema que puede generar un millón de debates y opiniones, pero yo voy a dar mi opinión sobre esto con el mayor respeto posible, tanto para las mamás que dan o han dado lactancia materna o artificial como para las que han dado 2 meses, 5 años o más.
Este tema merece todo mi respeto para todas. Por supuesto.
Para empezar, diré que el tema de la lactancia es sumamente íntimo y personal y la decisión de darle pecho como no, debe ser elección única y exclusivamente de los papás, aunque casi más de la mamá, porque al fin y al cabo, nosotras llevamos el peso de esa decisión. Y si nos decantamos por la lactancia natural, somos nosotras las únicas que tenemos que "llevarlo".
Hay un millón de circunstancias que nos hacen llevar a tomar una decisión u otra, lo que si debemos saber es que si decidimos dar artificial, respecto a eso, no valen arrepentimientos, porque no hay vuelta atrás. Sin embargo, con la lactancia materna sí puedes cambiarla.
Yo oigo opiniones de todo tipo y pienso que todo el mundo debería de ser respetuoso con este tema, tanto si das lactancia artificial, como materna, y por supuesto, estés el tiempo que estés dedicada a ello.
Hay veces, que me siento cohibida a la hora de dar el pecho por el revuelo que se genera. Pero me importa bien poco, de hecho sigo haciéndolo, hoy mismo en la sala de pediatría del hospital, estaba con mi niña y como era la hora de comer y aún no había comido, me ha dicho "mamá teta" y me he puesto a darle con toda la naturalidad, pues la gente mira sorprendida, y a mi tampoco deja de sorprenderme, que en el siglo en el que estamos, las personas todavía miren alucinadas por el hecho de dar el pecho a un bebé de 15 meses, me dicen siempre que es "curioso o raro". Bueno, eso es lo más fino, más de una vez cuando me preguntan cuando voy a dejar de dársela, respondo automáticamente: "En unos cinco minutos".
Más de uno se preguntará que es el LACTIVISMO, pues os lo presento: "El lactivismo es la defensa del derecho del bebé/niñ@ a ser amamantado y de la madre a amamantar, a demanda, en cualquier lugar, sin miradas ni comentarios de desaprobación y hasta que el niño lo desee."
Es evidente que yo me decanté con la lactancia materna exclusiva. Y aunque es más duro porque no tienes tiempo practicamente de nada (sobretodo al principio). Para mí, es la expericiencia, más gratificante, entregada y generosa que puede hacer una madre con un hijo, después de dar a luz.
Supongo que más de una madre que esté de acuerdo conmigo, en los motivos que me llevaron y me llevan a dar el pecho, de la manera más natural posible, sin presión de ningún tipo, dejandola fluir.
Es increíble que el cuerpo de una mujer, no sólo puede gestar y dar a luz un bebé, si no que también tiene la capacidad de nutrirlo con el mejor y más completo de los alimentos porque su composición se modifica de acuerdo con las necesidades de ellos. Además, lo único que tenemos que hacer es comer y alimentarnos bien, el cuerpo se encarga del resto. La leche nunca es igual, no es igual la primera semana de vida de nuestro bebé, tampoco, los primeros meses, menos aún cuando han pasado los meses a partir del año. Se va adaptando a las necesidades nutricionales del bebé. Encima, no se acaba nunca (hay casos en los que sí, pero son los mínimos), siempre está lista para tomar, a la mejor temperatura y el envase es el más calentito y amoroso que puede desear cualquier bebé.
Le estás dando anticuerpos, que le protegen de las enfermedades. Mi hija jamás ha cogido ninguna enfermedad, excepto moquitos y algunas décimas de fiebre debido a los dientes. Aunque también diré, que no es mágica y hay casos que me tocan muy de cerca, que por más lactancia que des, no previene algunas enfermedades.
Me encanta mirar su cara de satisfacción y felicidad cada vez que le ofrezco, me encanta que me la reclame cuando le apetece.
Para mí, es un chollo. Cuando me pedía por la noche, no tenía que bajar a la cocina a preparar ningún biberón. Es algo exclusivo de la mamá y su pequeño/a, algo que nadie más puede realizar, esos ratitos nos los regala la naturaleza para poder disfrutar de nuestros bebés, como nadie más.
Mirando un estudio reciente, he podido ver que el 80% de las embarazadas, esta dispuesta dar el pecho a su bebé durante los primeros meses de vida. Osea, que la mayoría nos decantamos por ello.
Es cierto, que muchas veces estamos tan absortos en nuestros quehaceres y exigencias diarias que nos alejamos de nuestros hijos, sin quererlo. Así que esos ratos nos unen como nunca.
Amamantar a un hijo aparte de representar un factor nutritivo saludable y la posibilidad de estar en contacto con tu pequeño/a, le da seguridad ante el mundo nuevo que se le abre. El mamar es un placer para ellos/as.
La realidad es que tocamos poco a nuestros bebés: numerosas publicaciones, afirman que: "los españoles miman poco a los bebés" por temor a malcriarlos. Y paradójicamente, recientes investigaciones han descubierto que los niños que reciben pocas caricias y tienen pocos estímulos "desarrollan cerebros entre el 20% y el 30 % más pequeños que lo normal para su edad".
El adulto "debe" adaptarse al ritmo biológico del bebé para favorecer el vínculo seguro, y no a la inversa como algunos manuales pediátricos todavía, a veces, aconsejan. Porque es cierto que a los bebés, los acostumbramos a nuestro nivel de vida. Los destetamos en seguida porque trabajamos, los sacamos de la habitación de los papás pronto porque se pueden acostumbrar y luego los que lo pasamos mal somos nosotros. Los obligamos a horarios en guarderías y colegios desde que tienen 1 año, incluso meses...osea, adaptamos al bebé a nuestras necesidades. Pero es que a veces, no hay más remedio. Vivimos en un país que se preocupa poco por las madres y los bebés (16 semanas de baja maternal y con poca tolerancia ante enfermedades de nuestros hijos, visitas médicas, etc...).
Los bebés, se dan cuenta demasiado pronto, de que ese AMOR incondicional que él espera, no es tan incondicional, pronto aprende, que para recibir aprobación y aceptación de sus papás, debe comportarse de "determinada manera". Que su llanto (principal modo para expresarse) no siempre va a ser atendido (lo podemos ver en el libro "Duérmete niño", que aconseja dejar llorar al niño, hasta que el vea que su llanto no obtiene respuesta y desista), que sus deseos de mamar, van a ser desviados, que su necesidad permanente de compañía, no siempre va a ser satisfecha, que no puede obtener lo que desea, que no es entendido, que es educado en un sentido u otro, que algunas cosas están "bien" y otras "mal".
En cambio, cuando los bebés nacen naturalmente y son criados en contacto físico permanente y respetando poco a poco la libertad que ellos mísmos van conquistando, la oxitocina (hormona del amor) inunda su cerebro y cuerpo para la relajación, para la PAZ, consigo mismo y de los demás. Pero ya digo, que en la época que vivimos, con las condiciones laborales actuales, es practimente imposible llevar a cabo todo esto. Pero hay parcelas que sí podemos aprovechar.
Y cuando alguien decide "salirse de la norma", la presión social y cultural contra el ejercicio del cuidado natural, (por ejemplo, la lactancia materna), es enorme en la actualidad.
En definitiva, la lactancia materna prolongada y a demanda (más allá del año y preferiblemente hasta los tres aproximadamente), cuando se realiza respetando el ritmo y las necesidades del bebé, es una de las capacidades emocionales y biológicas que debemos preservar, en beneficio del desarrollo saludable del bebé o niño, en el plano corporal, emocional y social.
Es un reto para la sociedad en su conjunto, instituciones, profesionales y para nosotros, porque todo esto requiere un cambio de actitud, mirar la infancia, (sobretodo la primera infancia) desde el enfoque de la salud.
Confiemos en que los pequeños saben mejor que nadie su camino. Sólo desean ser acompañados, protegidos y respetados... y ellos tomarán la decisión de dejar de ser lactantes, no conozco a ningún niño de más de 9 años que todavía tome leche materna. La naturaleza es muy sabia.
La Organización Mundial de la Salud, el Comité de lactancia de la Asociación Española de Pediatría y UNICEF (Fondo de Naciones Unidas para la Infancia) recomiendan como imprescindible, la lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses del recién nacido. También recomiendan seguir amamantando a partir de los seis meses, al mismo tiempo que se va ofreciendo al bebé otros alimentos complementarios, hasta un mínimo de dos años.
Un consejo, para las madres fumadoras y que quieren amamantar, es que lo primero que intente fumar lo menos posible y por supuesto, cero cigarros delante de su bebé, ya que la exposición pasiva de los niños al humo del tabaco se asocia con un mayor riesgo de enfermedades de las vías respiratorias inferiores, otitis media, asma y síndrome de muerte súbita del lactante. El tabaquismo de la madre se asocia también a una menor duración de la lactancia materna, pero probablemente ello no se debe a un efecto fisiológico directo del tabaco sobre la lactancia, sino a factores psicosociales (dar el pecho y no fumar son dos conductas saludables y pueden asociarse en la misma persona, y por otra parte la madre que fuma puede creer erróneamente que no debe amamantar). Pues sí, se puede amamantar y fumar, aunque suene mal, eso sí, dejando mínimo un par de horas de espacio entre el cigarro y la toma, pero ya digo que lo mejor y más recomendable es NO FUMAR.
Quiero dejar claro, que el hecho de dar o no dar el pecho, es una decisión voluntaria y totalmente respetable, es posible que haya mujeres que quieran dar el pecho y por los motivos que sean (físicos, fisiológicos, laborales...) no pueda, o la que libremente decida no dar el pecho para poder volver lo más rápido posible a su vida de antes del embarazo (aunque con un peque es casa, ¡es casi imposible!) o porque no quieren cargar ellas solas con la responsabilidad de alimentar a su hijo y prefieren turnarse con la pareja o familiares, todo es respetable y quiero decir desde aquí, que aunque yo sea defensora de la lactacia materna, una mujer, no es mejor ni peor madre por decidir o no poder dar el pecho a su hijo, porque las malas noches y el cuidado de sus hijos es el mismo que si dieran el pecho. Así que, ni un mínimo remordimiento de conciencia para aquellas madres que han tomado la decisión de no dar el pecho. Es evidente que si no vas a ser feliz con la experiencia, no te vas a sentir a gusto, lo vas a llevar mal, lo más coherente, viable y loable es, no amamantar.
La decisión de dar el pecho, normalmente se basa en criterios de comodidad y estilo de vida.
Yo siempre me he decantado por la lactancia materna porque es la más beneficiosa para la salud de los bebés, está demostrado científicamente, es más dura porque la carga solo la mamá y si quieres retomar tu vida o vida social pronto, es casi imposible, sobretodo al principio. No puedes casi fumar, irte a tomar copas, o salir una noche a cenar tranquila, sin mirar el teléfono mil veces, por si suena para ir a dar de comer a tu bebé, o irte un día entero con los amigos o con tu pareja y dejar al bebé al cuidado de alguna persona de confianza, porque te reclama cada tres ,dos, incluso cada hora y aunque es un sacrificio muy grande, aún así, merece la pena.
Mi hija se ha ido adaptando a su vida y a la alimentación, cuanto más come alimentos diferentes de la leche, menos tomas me pide y hasta ahora, que solo hace 2 o 3 tomas al día y si no las toma, tampoco pasa nada, ella sigue su ritmo. Sabe a quien le tiene que pedir y cuando. Es muy lista. Por tanto, yo hago mi vida totalmente normal, salgo con amigos o mi pareja sin problema, eso sí, tengo cuidados muy básicos, como no tomar medicamentos que no sean paracetamol, no comer determinados pescados y no tomo practicamente alcohol. Es cuestión de hacerse a la idea y llevarlo con naturalidad, sabiendo los límites.
Para aquellas mujeres que no pueden amamantar a sus bebés o que deciden no hacerlo, las leches infantiles son una buena alternativa. Algunas mujeres se sienten culpables por no amamantar a sus bebés. Pero, si alimentan a su bebé con una leche artificial comercializada, podrá tener la seguridad de que las necesidades nutricionales del pequeño estarán colmadas. Y podrás establecer un vínculo emocional con su bebé igual de fuerte. Después de todo, independientemente de que lo alimente con leche materna o artificial, las tomas serán un momento de gran conexión e intimidad entre tú y tu pequeño.
Las decisiones son una constante en la maternidad y la primera decisión como madre es esa, dar o no dar el pecho.
Voy a poner las ventajas y desventajas de ambas opciones.
Protección contra las infecciones. Los anticuerpos que la madre trasmite al bebé a través de la leche materna pueden ayudar a disminuir la incidencia de muchos trastornos, incluyendo:
- las infecciones de oído
- las diarreas
- las infecciones respiratorias
- la meningitis
Hay otros factores que contribuyen a proteger a los bebés amantados contra las infecciones, al favorecer este tipo de lactancia el buen funcionamiento del sistema inmunitario, aumentando las defensas contra las infecciones y disminuyendo la proliferación de microorganismos nocivos como las bacterias y los virus.
La lactancia materna es especialmente beneficiosa para los bebés prematuros y también puede proteger a los pequeños contra:
- las alergias
- el asma
- la diabetes
- la obesidad
- el síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL)
En conjunto, los bebés amamantados tienen menos infecciones y se tienen que hospitalizar menos frecuentemente que los alimentados con leche artificial.
Nutrición y facilitación de la digestión. Los componentes de la leche materna -lactosa, proteína (suero y caseína) y grasa- a menudo denominados la "comida perfecta" para los bebés humanos, son fácilmente digeribles por el sistema digestivo, todavía inmaduro, del recién nacido.
Por tanto, los bebés amamantados tienen menos problemas digestivos que los alimentados con leche artificial. La leche materna tiende a digerirse con mayor facilidad, por lo que los bebés amamantados tienen menos episodios de diarrea o estreñimiento.
La leche materna también contiene, muchas de las vitaminas y minerales que necesita un recién nacido. Una madre sana no necesita tomar ningún suplemento vitamínico o nutricional, exceptuando la vitamina D.
Un dato curioso es que la Administración de Alimentos y Drogas de EE.UU. regula la fabricación de leches infantiles para que contengan todos los nutrientes necesarios conocidos (incluyendo la vitamina D). Las leches comercializadas intentan reproducir los ingredientes de la leche humana y cada vez se están acercando más, aunque no han conseguido reproducir su composición exacta. ¿Por qué? Porque algunos de los componentes más complejos de la leche materna son demasiado difíciles de fabricar artificialmente y hay algunos que todavía no se han identificado.
Gratuidad. La leche materna no cuesta ni un céntimo. Y, debido a sus propiedades inmunitarias y a los anticuerpos que contiene, los bebés amamantados enferman menos que los alimentados con leche artificial.
Sabores diferentes.Una madre lactante necesita 500 calorías adicionales al día para producir leche materna, lo que significa que deberá ingerir una amplia variedad de alimentos equilibrados. Esto permite que los bebés amamantados puedan probar diferentes sabores a través de la leche materna, pues esta sabe de forma diferente en función de lo que haya comido la madre.
Disponibilidad. Sin tener que hacer carreras de última hora al supermercado, la leche materna siempre está disponible y lista para tomar. Y tampoco hace falta calentar biberones a media noche. A las madres que amamantan a sus hijos también les resulta más fácil estar activas -y entrar y salir de casa con sus bebés- sabiendo que podrán alimentarlos en cuanto los pequeños tengan hambre.
Prevención de la obesidad. Algunos estudios han constatado que la lactancia matera ayuda a prevenir la obesidad.
Bebés más listos. Algunos estudios sugieren que los niños alimentados exclusivamente con leche materna tienen CI ligeramente más altos que los alimentados con leche artificial.
Contacto "piel a piel”. Muchas madres disfrutan enormemente de la íntima conexión que establecen con sus bebés cuando los amamantan. Y el contacto piel a piel puede contribuir a afianzar el vínculo emocional que se establece entre madre e hijo.
Beneficiosa también para la madre. La capacidad de alimentar al bebé sin necesidad de administrarle ningún otro nutriente puede ayudar a una madre a ganar seguridad en sí misma sobre su capacidad para cuidar del pequeño. La lactancia también quema calorías y ayuda a que el útero se encoja tras el parto, de modo que las madres que amamantan a sus hijos recuperan la figura y pierden peso más deprisa. Así mismo, los estudios muestran que la lactancia materna ayuda a reducir el riesgo de cáncer de mama y también es posible que ayude a reducir el riesgo de cáncer de útero y de ovarios.
Aunque algunas le cogen el tranquillo enseguida, puede ser todo un desafío para otras. A veces, tanto la madre como el bebé necesitan mucha paciencia y persistencia para habituarse a la lactancia materna. Pero, a la larga, los esfuerzos compensan con creces, tanto a la madre como al bebé.
Entre las preocupaciones más frecuentes de las madres, sobre todo durante las primeras semanas o meses de lactancia, se incluyen:
Incomodidad y molestias. Al principio, como ocurre con cualquier habilidad nueva, muchas mujeres no se sienten cómodas cuando dan el pecho a sus bebés. Pero, con información, apoyo y práctica, la mayoría de madres superan esta etapa. El punto fundamental es que la lactancia no debe doler.
Tiempo invertido y frecuencia de las tomas. Es incuestionable que la lactancia materna exige una considerable cantidad de tiempo y dedicación por parte de la madre. Pero ocurre lo mismo con otras muchas tareas relacionadas con el cuidado y la educación de los hijos. A algunas mujeres les preocupa que la lactancia pueda crearles problemas en el trabajo, o que no les permita ir de compras o viajar debido al horario de las tomas o a la necesidad de extraerse leche durante el día.
Y es cierto que los bebés amamantados necesitan alimentarse más a menudo que los alimentados con leche artificial porque la leche materna se digiere más deprisa que la artificial. Esto significa que el bebé puede necesitar mamar cada dos o tres horas (tal vez más, tal vez menos) durante las primeras semanas de vida.
Esto puede ser agotador para la madre, pero una vez la lactancia está bien establecida (lo que se suele conseguir aproximadamente al cabo de un mes), otros miembros de la familia pueden colaborar dándole al bebé biberones de leche que la madre se haya extraído previamente cuando necesite un respiro o deba reincorporarse al trabajo. Y los bebés no tardan mucho en alimentarse menos frecuentemente y en dormir toda la noche de un tirón (generalmente en torno a los tres meses). Asimismo, con un poco de organización y administrando bien el tiempo, resulta más fácil diseñar un horario de lactancia y extracción de leche que resulte manejable.
Dieta. Las mujeres que dan el pecho deben tener cuidado con lo que comen y beben, puesto que pueden transmitírselo a sus bebés a través de la leche materna. Al igual que durante el embarazo, las madres lactantes deberían evitar los pescados ricos en mercurio y limitar el consumo de aquellos pescados que contenga concentraciones más bajas de mercurio. Si una madre lactante bebe alcohol, una cantidad reducida del mismo le llegará al bebé a través de la leche materna. Después de tomar cualquier bebida alcohólica, deberá esperar por lo menos dos horas antes de amamantar al bebé. El consumo de cafeína debería limitarse a no más de 300 miligramos (entre una y tres tazas de café) al día porque esta sustancia puede provocar problemas, como inquietud e irritabilidad, en los bebés. Algunos bebés son muy sensibles a la cafeína y tienen problemas incluso con cantidades menores.
He de decir, que aunque mi marido no haya podido colaborar durante los primeros seis meses de la alimentación de mi hija, si ha colaborado en el resto de quehaceres, aún así, a los seis meses comienzan a tomar frutas, cereales... y a partir de ahí (se va incluyendo más alimentación gradualmente), él se ha "desquitado" dándole de cenar todos los días a su peque.
Ya que las madres que damos pecho, tenemos ese deber, hay que combinarse con la pareja, si uno hace una cosa, pues el otro puede hacer otra distinta. Y al final, todo fluye con naturalidad, aunque al principio todo es un caos, la mamá está cansada después del parto, duerme poco, las tomas son muy seguidas, el bebé no tiene las rutinas de sueño, ni de comida todavía los primeros meses, por tanto, hay que tener la mente fría y unirse al máximo para conseguir una armonía.
Lactancia artificial
VENTAJAS
Las leches infantiles comercializadas son una alternativa nutritiva a la leche materna y hasta contienen algunas vitaminas y nutrientes que los bebés amamantados deben obtener mediante suplementos.
Fabricadas en condiciones de esterilidad, las leches artificiales intentan reproducir las propiedades y composición de la leche materna utilizando una compleja combinación de proteínas, azúcares, grasas y vitaminas que sería imposible fabricar artesanalmente en casa. Por lo tanto, si usted decide no amamantar a su bebé, es importante que le dé solamente leche infantil comercializada en vez de intentar elaborar una en casa.
Aparte de los motivos médicos que pueden desaconsejar la lactancia materna, a algunas mujeres amamantar a sus bebés les resulta demasiado difícil o estresante.
He aquí otros motivos que pueden llevar a una mujer a elegir la lactancia artificial:
Comodidad. Cualquiera de los dos progenitores (o cualquier otro cuidador) puede darle el biberón al bebé en cualquier comento (aunque esto también se puede hacer cuando la madre se extrae leche). Esto permite que la madre comparta con el padre la tarea de alimentar al bebé y ayuda a este último a involucrarse más en este crucial proceso y en la formación del vínculo que suele conllevar.
Flexibilidad. Una madre que alimenta a su bebé con leche artificial tiene la libertad de dejar al pequeño con el padre u otro cuidador sabiendo que lo podrán alimentar durante su ausencia. No necesitará extraerse leche ni organizarse el horario de trabajo u otras obligaciones y actividades en función de las tomas del bebé. Tampoco necesitará buscar un lugar recogido cuando tenga que alimentar al bebé en público. (Aunque esto no es un problema para las lactivistas). De todos modos, si la madre sale de casa con el bebé, necesitará llevar encima provisiones para poder prepararle biberones.
Tiempo invertido y frecuencia de las tomas. Puesto que la leche artificial se digiere más despacio que la materna, los bebés alimentados con leche artificial generalmente necesitan alimentarse menos frecuentemente que los amamantados.
Dieta. Las mujeres que optan por la lactancia artificial no necesitan preocuparse de que lo que coman o beban pueda afectar a sus bebés.
Al igual que con la lactancia materna, la lactancia artificial también plantea algunos retos.
Organización y preparación. Siempre se debe tener suficiente leche artificial a mano y se deben preparar los biberones. Las leches en polvo y las condensadas se deben preparar con agua esterilizada (que se deberá hervir hasta que el bebé tenga por lo menos seis meses). Las leches infantiles que se venden listas para el uso y que se pueden verter directamente en el biberón sin añadir agua tienden a ser caras.
Los biberones y las tetinas se deben esterilizar antes del primer uso y luego lavarse después de cada toma (esto también es aplicable a los biberones de leche materna previamente extraída). Los biberones y las tetinas pueden transmitir bacterias si no se lavan adecuadamente, y lo mismo ocurre con la leche artificial no conservada en envases estériles.
Los biberones que se dejan fuera de la nevera durante más de una hora y cualquier cantidad de leche artificial que quede en el biberón después de una toma deben desecharse. Los biberones preparados no se deben guardar en la nevera durante más de 24 a 48 horas.
Algunos padres calientan el biberón antes de dárselo al bebé, aunque generalmente no es necesario hacerlo. No se debe utilizar nunca el microondas para calentar biberones porque se puede crear peligrosas "burbujas o puntos calientes".
Carencia de anticuerpos. Ninguno de los importantes anticuerpos que contiene la leche materna se encuentra en la leche artificial, lo que significa que esta no proporciona al bebé la protección añadida contra las infecciones y las enfermedades que proporciona la leche materna.
Coste económico. La leche artificial cuesta dinero. Las variantes en polvo son las más baratas, seguidas de las concentradas, siendo las más caras las que se venden listas para el uso. Y las leches especiales (por ejemplo, de soja o hipoalergénicas) son más caras -a veces mucho más caras- que las básicas. El coste de alimentar a un bebé con leche artificial básica durante el primer año de vida ronda desde 1.500 € hasta los 4.000 € dependiendo del tipo de leche y marca.
Posibilidad de producir gases y estreñimiento. Los bebés alimentados con leche artificial son más proclives a tener gases y a hacer deposiciones duras que los alimentados con leche materna. Incluso huelen peor.
Imposibilidad de reproducir la complejidad de la leche materna. Las leches artificiales están lejos de reproducir la complejidad de la leche materna, que cambia a la par de las necesidades nutricionales del bebé.
Po último, os invito a ver este calendario de este año que dejamos, con ilustraciones muy graciosas sobre la lactancia materna natural. --> http://www.unicefcampusvirtual.org.ar/UNI-SAPCalendario2011.pdf
Os copio un extracto bellísimo que saqué de un artículo en el que una mamá, explica porque da de mamar, es precioso y me siento totalmente identificada:
Yo no doy de mamar porque lo recomiende la OMS, ni porque sea lo mejor para mí, ni para prevenir la osteoporosis, ni en su momento porque quisiera evitar la depresión post-parto, ni para que mi bebé esté más san@ que otr@s o prevenga ciertas enfermedades en el futuro.
Yo no doy de mamar para oponerme a las hermanas que dan biberón, ni para ganarle ninguna batalla a la leche de fórmula, ni porque sea una moda o no esté de moda y me guste ir a la contra.
Yo doy de mamar porque desde que te concebí Zambra estoy enamorada de ti, porque 16 meses después de tú nacimiento sigo sin encontrar otra manera más hermosa de decirte que te quiero, que estoy aquí para ti cada vez que me necesites.
Yo doy de mamar porque me da la gana, porque me sale de la teta, porque me parece una simbiosis increíble la que hemos logrado, porque jamás me sentí más productiva, ni más nutritiva, ni más receptiva, ni más recíproca, ni más tuya, ni más mía.
Yo doy de mamar porque me hace feliz, porque te hace feliz, porque me permite bailar contigo en la quietud del atardecer, en la penumbra de la primera hora del día, bajo la rabiosa energía de la luz del sol o en el cobijo de la Sombra (la real y la propia).
Yo doy de mamar porque la naturaleza está ahí, porque no necesito controlar nada, porque me permite reencontrarme con generaciones de mujeres dentro y fuera de mi familia, porque estoy re-naciendo y es tan hermoso.
Yo doy de mamar porque es algo vital, mágico, irrepetible, porque no ha sido un camino fácil pero ha valido la pena, porque hemos aprendido mucho juntas: yo de ti y tú de mí.
Yo doy de mamar porque soy tenaz, testaruda, cabezota, perseverante, capaz, porque soy lúbrica e intuitiva, porque con mi leche te trasmito la energía femenina que va de madres a hijas de generación en generación: el río de la vida.
Yo doy de mamar porque existen las jeringas y los sacaleches y los cirujanos expertos en frenillos submucosos y los antibióticos y los probióticos y las IBCLCs y la fuerza del grupo… y una voz amiga detrás de un teléfono, gràcies maca.
Yo doy de mamar porque hay un hombre que completa el triángulo, un gran padre que no tiene celos, un compañero de vida que apoyó mi decisión cuando fue cuestionada, que ha comprendido, que ha otorgado, que ha sido mi hombro en los momentos bajos, mi Dj, mi “amo de casa”, mi cocinero, mi enamorado, nuestro proveedor de Futuro.
Yo doy de mamar porque existe el Jazz, el Blues, porque mis senos han fluido durante horas escuchando la aguja arañar el vinilo, porque Ladies Sings the Blues, porque amo la noche y dormirte cada día al pecho es un gustazo y no una rutina.
Yo doy de mamar porque mis tetas son hermosas, increíbles, invencibles, porque no tienen vergüenza alguna de amamantarte libremente cuando lo necesites, estén donde estén.
Yo doy de mamar porque cada vez que me buscas en el lecho me siento tan loba, tan fuerte, tan mujer, tan madre, tan libre, tan yo…
Gracias por existir hija mía, por lucharte el inicio de esta lactancia junto a mí, por disfrutarla, por seguir haciendo posible tanta felicidad, te amo, estoy aquí, estás aquí... ahí fuera, el mundo a nuestro alrededor, gira, gira.
Autor: Myriam Moya
Y después de todo esto, mi conclusión es que hay que respetar a todas las mamás, cada una toma la decisión que considera y para mí, ninguna opción es criticable. Así que, después de informarme y ver cual fue mi decisión, me ha quedado claro que:
¡¡QUÉ PASÉIS UNA FELIZ SEMANA!!