CONFESIONES DE UNA MADRE IMPERFECTA
Ayer, mientras iba a recoger a mi hija a la escuela, me encontré con un amigo, que acababa de recoger a los dos suyos. Se llevan 3 años y están casi iguales, e iban "peleándose" todo el camino, que si ahora te empujo, ahora hecho una carrera, ahora salto a una sola pierna, ahora lanzo la mochila al aire. El caso es que su padre, no paraba de advertirles que se estuviesen quietos, que se iban a hacer daño, que se iban a caer. Justo cuando fuimos a cruzar un paso de cebra que estaba un poco mojado, uno de ellos hizo cómo que patinaba y se cayó al suelo, con la consecuencia de rozadura en la rodilla y llanto posterior. Su padre lo miró y siguió andando, mientras decía: "Te lo advertí, así la próxima vez no te pasa y escarmientas".
Apenas cinco segundos después, pasaba una pareja de unos cuarenta años, que conozco de vista y que sé que no tienen hijos por elección propia. Ella le espetó a su pareja: "Mira que mal padre, se ha caído su hijo y lo ha dejado tirado en el suelo". A los dos minutos de escuchar esto y de camino a recoger a mi hija, me puse a reflexionar y pensé; "¡Qué bonito es juzgar cuando jamás te puedes poner en el lugar!" Primero que cada uno elige educar a sus hijos como mejor considera y segundo que ellos jamás sabrán la capacidad de sacrificio que llega a desarrollar un padre por un hijo, la paciencia... no saben si el niño lleva más de quince minutos haciendo el payasillo, desobedeciendo a su padre, ¡a saber!, porque lo que si tengo claro, es que esa escena la ve cualquier otra persona que es padre o madre, y sí la entendería, o al menos quiero pensar que no la criticaría de esa forma. Pero es lo de siempre, si no eres padre, te dedicas a decir cómo se debe educar a un hijo, como imponer disciplina, la poca paciencia que tienen algunos, lo poco tolerantes que son, uno se dedica a sugerir continuamente como mejorar el comportamiento, que haría uno u otro, hasta que te conviertes en padre, entonces te preguntas a donde se han ido todas las respuestas.
En una ocasión, estando embarazada de ocho meses, estaba en la cola del centro de salud con mi marido, para pedir cita, delante nuestro había una niña con su madre, monísima, pequeñita y súper graciosa, la niña no paraba un segundo, anduvo de puntillas, corría, la madre se tenía que salir de la cola y pedir disculpas a la gente porque la niña se subía al ascensor, a las escaleras, cogía el bolso de las señoras que había sentadas, todo eso en un período de tiempo de 3 minutos. A mí me entró una mezcla de sentimientos en el cuerpo en ese momento indescriptible y me emocioné, no sabía por qué, sólo miraba a la niña tan bonita, tan pequeña, tan curiosa, que me puse a llorar (Lo sé, de locos, es la maravilla de las hormonas). Cuando miré a la madre, la madre tenía la pobrecita una cara, ojeras hasta el suelo, cara de cansada a más no poder. Y le dije a mi marido:"¿ Mira a su mamá, cómo no puede estar sonriendo con la preciosidad de hija que tiene, qué es súper graciosa?" Porque la verdad que la gente se reía con la niña, pero a la madre no le salía ni una leve sonrisa... Bueno, pues ahora, después de ser madre. De pasar los primeros quince meses de la vida de mi hija sin dormir prácticamente 3 horas seguidas. Ahora que lo he vivido, que lo he sufrido en mis carnes. Ahora, no se me ocurriría ni plantearme el porqué una madre, a veces, está agotada, cansada, tiene ganas de desconectar un breve tiempo en el día, incluso un día, o dos. ¿Por qué no? ¿Una es peor madre por ello? ¿Soy una mala madre por querer dedicarme un poco de tiempo a mí y a mi ocio, cuerpo o vida social.? ¿Es preferible estar todo el tiempo agotada sin desconectar o prescindir de mil cosas que completan nuestra felicidad sólo por estar 24 horas con nuestros hijos? o ¿Es mejor tener una vida completa, dedicar el tiempo que merece a todo y todos (siempre que a una le apetezca) y estar contenta y completa y el tiempo que una está con sus hijos, estar al cien por cien?.
Yo jamás he dudado seriamente de que soy una buena madre, cómo supongo la mayoría, aunque hay alguna vez que una se siente culpable por dedicar una parte de tu tiempo a "sus cosas" pero ¿por ello soy peor madre, soy mala por querer dedicar una pequeña parte de mi tiempo libre a estudiar (por poner un ejemplo) el cual también aprovechan las abuelas/os para disfrutar de su nieta? o para escribir en mi blog, o para tomarme una caña con mis amigas o hacer una escapada a solas con mi marido, (que la pareja lo agradece). Pienso que no deberíamos ni justificarnos.
Pienso que la maternidad no tiene porque impedirte escribir, ni viajar, ni salir a tomar unas copas, o salir a bailar, ni seguir siendo sexualmente atractiva o activa.
Muchas madres están todo el día poniéndose medallas por lo buenas madres que son, otras simplemente piensan que lo hacen lo mejor que pueden y otras están sintiéndose culpables todo el tiempo porque no les pueden dedicar el tiempo que merecen. ¿Son las primeras mejores madres que las últimas que he mencionado?
¿Qué es ser una buena madre? ¿Cuál es el patrón a seguir? ¡¿ALGUIEN LO SABE?!
A veces, se nos ponen los nervios de punta porque no nos da tiempo a lidiar con el trabajo, la compra, la colada, la visita al pediatra, los deberes de los niños... porque de la peluquería, ni hablemos, menos aún del gimnasio, qué yo no lo he pisado desde el embarazo... Y ¿porqué? Porque quiero abarcar todo lo que hacía antes, más una niña. Y cómo todavía no tengo el poder de convertir los días de 24 horas en 30, me he de dejar cosas por el camino, que en principio, para mí, no son prioritarias y porque sinceramente, si encontrase el hueco para ir al gimnasio, creo que lo emplearía en dormir.
Sí, a veces, la mayoría de madres sentimos que el camino está lleno de obstáculos, si es así como te sientes de vez en cuando, BIENVENIDA AL CLUB DE LAS MADRES REALES. No somos las mejores, pero somos la mayoría.
Lo peor de todo esto es que la mayoría de las madres, piensan que no son lo suficientemente competentes. En este mundo de la maternidad, la realidad supera con creces a la ficción y os diré a la que se sienta peor, que debe saber que con un poco de sentido práctico y desidealizando este maravilloso mundillo y con humor, puedes sobrevivir sin cargo de conciencia alguno.
¿Cuántas de vosotras no habéis podido desarrollar vuestra carrera y os habéis quedado estancadas en vuestro trabajo, pudiendo o teniendo los recursos suficientes para subir o ascender, por la maternidad?. ¿Cuántas no sentís en lo profundo de vuestro ser, la desigualdad en el reparto de roles, cuántas no os llenáis de dudas sintiéndoos malas madres frente a ese ideal de madre abnegada, eficientísima y siempre siempre feliz que nos quieren vender algunas madres un poco fantásticas o todos los medios de televisión, o la publicidad...?
¿Todas amamos a nuestros hijos por encima de cualquier cosa, quién es quién para decirnos qué o como criar a nuestros hijos o cómo actuar como madres perfectas? ¿Quién es quién para decirnos cómo debemos ser felices o que debemos hacer en nuestras vidas (si el que la lleva la entiende)? ¿Quién tiene las narices de creerse mejor que otras?
En su día escuché una frase con la que me sentí hiperidentificada: "Decir a una madre como criar o educar a su hijo, es un acto de guerra" y así es.
Somos madres imperfectamente reales, llenas de amor y de errores, con necesidades de ser soportadas y apoyadas muchas más veces de las que se piensa, con muchas certezas pero también llenas de muchas inseguridades.
¡BIENVENIDAS AL CLUB DE LAS MADRES IMPERFECTAS!
Yo no soy una madre perfecta, y probablemente, tampoco la que me esté leyendo. En la sociedad de hoy en día, es decir, del año 2013. Hay dos tipos de madres, la que decide quedarse en casa al cuidado único y exclusivo de sus hijos. Que para la sociedad eso es ser una madre hiperprotectora, un parásito que vive a expensas de otro, a espaldas de las verdaderas preocupaciones y dificultades de la vida. Y luego está la madre trabajadora, que para la sociedad eres una madre que desatiende a sus hijos, nadie valorará que tengas que hacer malabarismos para compaginar la vida familiar y laboral.
Lo peor es la guerra fría que hay alrededor de todo esto, ya que unas madres acusan a otras y estas a las otras y viceversa, como si no tuviésemos bastante con aguantar los ataques de los pediatras, los psicólogos, los especialistas del sueño, periodistas, madres, suegras y cuñadas...
Hace poco leí que las madres de hoy, somos la fuente de todos los problemas de nuestros hijos porque las madres de hoy en día tenemos demasiada fuerza y les hemos robado la autoridad a los padres.
Si tu hijo tiene rabietas, es hiperactivo, se pelea en el coche, insulta, la culpa siempre es de la madre, por supuesto. ¿Porqué? Porque pasas demasiado tiempo con el niño y acabas consintiéndole todo, o bien, porque no le atiendes lo suficiente.
¿Y los padres? Nadie, nunca, cuestionará a un padre que viaja por trabajo, pero ¡ay! de una madre si lo hace, tendrá que estar aguantando el constante goteo de comentarios indirectos por parte de madre, suegra, hermana, cuñadas, madres de los compañeros del colegio de su hijo. Así que esa madre trabajadora y viajera tendrá que lidiar con el sentimiento de culpa mientras siga queriendo mantener el trabajo, y si no, no haber sido madre. ¿no?
Yo no soy una madre perfecta, trabajo fuera de casa, llevo a mi hija a la guardería desde que cumplió un año, voy a clase varias tardes a la semana, viajo a veces con mi marido y sin mi hija y tengo vida social cuando puedo. Pero cocino para mi hija, la acuesto, le leo cuentos, la visto, la baño, la educo, pago las facturas de mi hija (escuela, comida, ropa, juguetes, pediatra...) apenas duermo desde que nació, la llevo al colegio y la recojo todos los días, la llevo al parque cuando puedo, la lleno de amor a diario con mil besos, abrazos, frases, la cuido y protejo con mi vida, más aún si está malita, organizo sus celebraciones de cumple y santo, la disfrazo unas cinco veces al año y me ocupo de todo lo que conlleva, una larga lista que todas las que sois madres sabéis, y bueno, ocupa todo mi espacio mental todo el día. No se valora nada de lo que hacemos y para colmo de males, no tenemos derecho a quejarnos, que para eso elegimos ser madres.
En nuestra sociedad, se exigen modelos de madres perfectas, porque es una sociedad perfeccionista. Madres de brillantes sonrisas, silueta perfecta, triunfadoras en todos los ámbitos, adoradas por sus maridos, respetadas por sus jefes y madres de niños sanos y emocionalmente estables a la par que educados a la perfección. ¡Cómo no!.
Madre mía, esta sociedad está tan equivocada, tener un hijo implica renuncia y perspectiva, todo menos perfección.
¿A veces, no os sentís enfadadas, cansadas, hartas, hay días que lloras, y otros tantos días no estás en condiciones de dar lo mejor de ti misma.? Pues repito.
BIENVENIDAS AL CLUB DE LAS MADRES REALES.
Como madre imperfecta que eres, seguro que cuando nació tu hijo compraste todos los manuales para criar a un hijo. En ellos unos te ponían que practicar el colecho es lo mejor (aún a riesgo de aplastar a tu hijo durmiendo, o que durmieras en una constante tensión para no darle un codazo, eso sin nombrar que tu marido decida salir por patas a la habitación de invitados para poder dormir en paz...) porque no tienes que levantarte a darle el pecho a otra habitación o a cogerlo de la cunita, porque el niño nota el calor y el amor de su madre o lo peor que el niño se acostumbre y tenga 7 años y siga en la cama durmiendo.
En otros que no cojas al bebé en brazos o lo cojas aún a expensas de saber que se pueda convertir en un llorón crónico.
Luego lo de las tomas, con horarios o a demanda, así que la madre que se esfuerza por ser la madre perfecta, escucha a varios pediatras que cada uno le da una opinión desacreditando la capacidad profesional del otro y una acaba más perdida que un bebé en un campo.
La madre imperfecta que soy yo, jamás durmió con su bebé excepto cuando estuvo malita. La madre imperfecta que soy yo, cogió a su hija y la abrazó cada vez que lloró, a expensas de saber que se podría convertir en una llorona crónica. La madre imperfecta que soy, le dio teta hasta que ella quiso, osea, dieciocho meses, a sabiendas de que se podría convertir en una viciada crónica de la teta. A día de hoy diré que mi hija con dos años y medio, duerme en su cama, solita, de un tirón, come como una lima y no necesita estar en brazos.
Y un leve consejo, no os fiéis de los médicos respecto a estos temas, que yo creo tan personales, todas sabéis los riesgos que estaríais dispuestas a asumir "si el niño se acostumbra a..." son decisiones personales. Es decir, sí, fiaros cuando sean temas médicos. Eso sí. Pero en estas cuestiones, fiaros de vuestro instinto de madre. Y ya digo que para mí, como el hecho de la lactancia, nada es criticable.
Luego está el tema de la igualdad. Yo en mi caso, no me puedo quejar, mi marido y yo nos repartimos muy bien las tareas con mi hija. Pero no hablo sólo del baño, acostarlos, etc... hablo de las reuniones del cole, de los cumples de los amiguitos, de organizar los cumpleaños, de las compras, diseño o cortar o coser el traje de la función escolar... y una larga lista que parece que nunca termina, así que no es extraño que cada día aumente más el número de mujeres que se niegan a tener más de un hijo. No es que renieguen de su instinto, es que aplican la lógica.
Aún así, la sociedad que nos quieren vender, no se enteran, esas revistas del corazón, (tipo Hola!) en las que salen las madres recién paridas con su talla 36 (sin advertirnos de la liposucción y la estricta dieta que son responsables del milagro), esas madres que viven en un cielo de algodón de azúcar en el que todo es ternura, paz y calma, toda ella drogada por una corriente de amor de ida y vuelta, que viene y va, y vuelve... hacia su hijo o trillizos y que la transforma en un ser espiritual, con eterna sonrisa, completamente ajena al dolor de los puntos, al llanto eterno del bebé, a los quehaceres terrenales. Parece que las palabras, mastitis, episiotomía, falta de sueño o cólico del lactante no vayan con ellas... Si creyéramos todo cuanto leemos en esas revistas, creeríamos que la maternidad es una experiencia religiosa. ¡jajaja!
Cuando uno elige ser padre, realmente, debe tener un conocimiento real de las consecuencias que ello conlleva, por ejemplo, y durante una buena temporada, renunciar a una vida de anuncio, es decir, salidas y juergas nocturnas, que la sociedad asocian a la juventud y a la felicidad. Implica también renunciar a tener tiempo libre para ti, a tener espacio propio, a la ropa de marca, al coche impoluto, a las resacas monumentales, a los vaqueros hiperceñidos de la 36, a las noches en blanco, pero también es cierto que si hemos sopesado y renunciado a todo eso, es porque nuestros niños nos compensan.
Ser madre implica luchar, defenderse, sacar tiempo de donde no lo haya y tener los pies en la tierra, es un trabajo duro y agotador a tiempo completo. La que avisa no es traidora. Pero el amor de una madre a un hijo es lo mejor y de un hijo a una madre, ellos te devuelven multiplicado por mil el amor que tú les das.
Una vez que asumamos que ser padres es una tarea dura y no reconocida, nuestra vida resultará más fácil.
Luego la sociedad de hoy en día no sólo nos exige a nosotros, les exige a los pequeños también. A mi alrededor veo madres que saturan de tareas escolares y extraescolares a sus peques, se les exige saber idiomas con 3 años, sacar mejores notas, se les castiga, no se les atiende a sus llantos, todo el día frente a videoconsolas, o con los móviles de sus padres que no suelen llevar contenido muy apropiado para menores de 18, "es que la vida es muy dura hijo", madres que si sus hijos se revuelcan por el suelo se tiran de los pelos, "nene no te manches, nene no toques eso, nene, nene, nene..". ¿Infancia feliz? No lo tengo yo muy claro...
Lo de las buenas notas me hace gracia, más aún en la edad de mi hija que son simbólicas, en plan de "aprende hábitos de higiene", "muestra una actitud muy comunicativa y sociable", "es autónoma", vamos algo informativo. Pero por muy ridículo que os suene, el día de las notas, las madres corren por los patios de la escuela como gallinas sin cabeza intentando echar un vistazo a los boletines de los compañeros para ver si el hijo o hija quedaba en mejor o peor lugar. Es un no parar de comparar, "¿tú hijo anda ya? ¿va al váter sólo? ¿lee? ¿cuántas palabras dice en inglés? ¿y cuántas canciones se sabe ya?" ¡Madre mía!, a veces pienso que las madres usan a sus hijos para demostrar su valía como madres, cuanto más sabe el niño o más listo es, mejores madres son ellas. Y bueno ese argumento es ridículo a más no poder, porque no he visto madre más luchadora, más entusiasta y cariñosa que una amiga que tiene un hijo con síndrome de Down, y evidentemente, el niño no es el más listo del cole, aunque seguro que es el más simpático...
Todos los niños tienen derecho a ser niños, a jugar y a no sentir que están todo el día bajo la presión de hacerlo todo perfecto. Y los adultos tenemos el deber y la obligación de que así sea, de proporcionarles una infancia feliz.
Y para ir terminando, diré que enrealidad lo único que nos debe importar en la vida, es que nuestros hijos se sientan queridos, porque lo demás ya vendrá rodado. Si se sienten queridos, se sentirán fuertes.
Hace poco salíamos mi hija y yo de mi portal de casa y nos cruzamos con una vecina, mi hija llevaba un bolsito de Minnie que le regalé por su cumple. Y mi vecina le dijo:"Uy que bolsico más bonico ¿quién te la ha comprado?" y dice Martina "mi mami" y dice la vecina:"¿Y por qué te lo ha regalado?" y mi hija contestó:"Porque me quiere mucho", yo creía que le iba a decir "por mi cumple", y sin embargo, dijo "porque me quiere mucho". Y le dice la vecina: "¿Y por qué te quiere mucho?" y ella contestó: "Porque es mi mami".
¡Faltaría más! De lógica, lógica aplastante, mi hija sabe que no la quiero porque sea guapa o sea buena, o recoja los juguetes, sabe que la quiero porque soy su madre y la quiero incondicionalmente y para siempre. Y si no le enseñas ésto a un hijo, buscará toda su vida, esa fuente de amor y dependerá emocionalmente siempre de alguien. Sacrificará trabajo, amistades, cualquier cosa que represente ese amor que siempre le faltó. ¿Qué tienen en común las personas inseguras, victimistas, prepotentes, exhibicionistas, ultratímidos, neuróticos, obsesivos, politoxicómanos o empastillados? Una falta de afecto que llevan arrastrando toda su vida.
En definitiva, siempre que sientas que es un sol. Díselo, abrázalo, bésalo. Tiene que sentir tu amor, no sólo saberlo. Hazle ver que los abrazos, el contacto con sus padres y seres que amas, no es motivo de ridículo ni ahora ni cuando tenga 15 años. Debe ser algo del día a día. Y achúchalo igual tenga 3 meses, que 12 años.
Y si ves que no tienes tiempo para dedicar a tus hijos, intenta llenar el que tienes de calidad, es decir y bajo mi propia experiencia, cuando estoy con mi hija, que es varias tardes a la semana y todas a partir de las 7, más los findes (no me puedo quejar y es por decisión propia de "madre imperfecta" que renuncia alguna tarde a estar con su hija). Pues bien, en mi casa, hago cosas para compartir con ella mi tiempo y hacerlo de calidad, porque a veces la cantidad no es todo y hay horas que se quedan vacías. Yo he desterrado la tele, a no ser que yo necesite tiempo para hacer cualquier tarea, en la que ella no pueda colaborar, en ese caso, los videos de Disney son el pan nuestro, cada vez que enchufamos la tele. Y si son en idioma original, mejor que mejor. Y por supuesto, la tele yo la veo cuando mi hija está durmiendo.
Cuando tengo que hacer la cena o recoger los platos, le pido que colabore conmigo, dentro de sus posibilidades y ella disfruta cuando le digo lo bien que lo hace o lo que me ayuda.
Y sí, me ducho con mi niña. Gano tiempo y tranquilidad, juego con ella, me río y además ahorramos agua, ¡jajaja!
Y para terminar, dejaré una lista de herramientas de las que se debe armar un padre para que todo vaya o pueda ir todo más fácil, eso sí, con mucho tiempo, esfuerzo y tenacidad. Y repito, es mi opinión. Cada uno hace lo que considera. Faltaría.
La verdad y la sinceridad, la motivación, la buena comunicación, dar ejemplo, la empatía, la santa paciencia, el buen humor, las rutinas, el juego, la solidaridad, enseñar a evitar peligros, usar su imaginación, darle libertad de elección (siempre bajo tu supervisión), dejar que se expresen, dejar que se manchen, no obligarlos a comer si no quieren, no les pegues, si se enrabieta, relájate y disfruta entrenando la filosofía zen ;) enséñales que nadie es perfecto, ni tú, que eres mi hijo, ni yo, que soy tu madre. Y sé firme cuando tomes una decisión.
Todo esto es lo que he ido aprendiendo en el larguísimo y apasionante camino que es la maternidad y en el cual yo siento que acabo de empezar, así que cómo veis es un curso en el que aprendes a pasos agigantados. Y sé que con el tiempo aprenderé más y conforme mi nena crezca.
FELICIDADES A TODAS LAS MADRES SUPERWOMEN E IMPERFECTAS, PERO REALES, AL FIN Y AL CABO, SER MADRE ES UN VERDADERO PLACER.
¡FELIZ SEMANA!